Para enfatizar la accesibilidad a los recintos de justicia, así como generar ambientes confiables que propicien la interacción personal sin barreras físicas ni perceptuales, la arquitectura fue concebida como una estructura flexible al uso y en consecuencia adaptable para el buen desarrollo de actividades tanto individuales como colectivas por parte de los usuarios. La arquitectura propia de Ario de Rosales, así como las características de la casa que ocupa desde hace 200 años, el Primer Supremo Tribunal de Justicia para América, son aportación de cultura y tradición para el diseño de este proyecto.
Pórticos, patios, tejados inclinados y aleros construidos con materiales naturales son utilizados con un tratamiento contemporáneo. El portal es la estructura tradicional por la cual se deambula y accede al recinto; es un espacio abierto con ambiente de libertad para la convivencia, que relaciona el pasado con el presente de la arquitectura pública. Cubiertas voladas que protegen, celosías que filtran la luz, proporciones a escala humana, ritmos de estructura y volúmenes armoniosos son elementos del contexto existente que se integran a la nueva arquitectura.
El conjunto arquitectónico está compuesto por sala de oralidad, sala de deliberación, sala de testigos, celda, juzgado del sistema tradicional, archivo con espacio de consulta de expedientes, bodega de objetos del delito, ludoteca, oficinas, terraza, estacionamiento, servicios generales y un espacio conmemorativo del bicentenario de la instalación del primer tribunal de justicia de la nación.