Casa Puebla se basa en un concepto de vida hacia adentro donde el remate visual y motivo recurrente es el volcán Popocatépetl, uno de los íconos naturales más importantes del centro de México. La paleta de colores y materiales sigue una gama que busca mimetizar la residencia con su contexto, a manera de un homenaje implícito al volcán.
El diseño de la volumetría se genera con la intersección de dos volúmenes rectangulares, formando una estructura en “L”. El volumen se percibe como una contradicción visual, donde intencionalmente se superpuso el bloque más pesado sobre el más ligero, colocando un volumen cerrado de concreto sobre uno de vidrio, lo que crea una dinámica visual contrastante.
Al acercarse a la vivienda, se puede percibir un exterior ciego y privado, con un carácter sólido que no permite ver hacia el interior, sin embargo, al entrar a la residencia, se vive un espacio fluido y continuo, el cual se abre hacia el paisaje en mayor medida, diluyendo los límites entre el exterior y el interior.
Uno de los puntos de partida fue que la orientación del terreno estaba comprometida hacia el oriente y el poniente, por lo que en la planta alta se tuvo la necesidad de extender volados de 5 a 6 metros como recurso de protección solar, especialmente con la intención de resguardar las áreas sociales.
En el acceso, un volumen a doble altura se convierte en el elemento distribuidor del proyecto, tanto horizontal como verticalmente. En esta área, la escalera se convierte en uno de los detalles principales de diseño, gracias a su estructura de concreto y huellas flotadas de madera.
En la planta baja, se definieron las áreas sociales y de servicio, donde la distribución unifica la sala y el comedor, estando en comunicación directa con la cocina, ofreciendo una experiencia de habitar integral y transparente. En el área social, se diseñaron amplias puertas corredizas de cristal que logran unir el interior con el exterior, ampliando el espacio considerablemente de acuerdo con las necesidades y requerimientos, lo que fomenta la interacción familiar y es ideal para reuniones sociales.
En la planta alta, se ubicaron las áreas privadas, incluyendo la sala familiar y las recámaras. Asimismo, se definió una doble piel de madera como solución para la protección solar en las habitaciones.
Como parte del conjunto, en la planta alta se extendieron volados como recurso de protección solar, especialmente con la intención de resguardar las áreas sociales.
La selección de materiales se basó en el uso de materiales aparentes con una textura muy evidente, a manera de seguir de forma sutil la tradición de losetas y mosaicos con texturas muy identificables de la región.
En mayor medida, el concreto aparente entablerado con superficie texturizada le imprime su identidad a la casa. Asimismo, el concreto se une a la madera en aplicaciones de duela y muro, creando un efecto de contraste entre ambos materiales. Vale la pena destacar, que el efecto de luz y sombra que se logra en el concreto gracias a la luz natural es una de las intenciones principales del diseño, creando ambientes armónicos y con gran impacto visual.
Para poder tener una mayor continuidad y flexibilidad del espacio interior, se propuso una solución estructural creativa que alcanza los 8 metros de claro sin tener que recurrir a una losa postensada.
Con base en lo anterior, se diseñó y construyó una doble losa de 20 cms y castillos intermedios a cada 1.50 metros, definiendo una losa de 80 cms de peralte, que se puede considerar un sistema de losa de alma abierta de concreto.
Para la planta baja, estructuralmente se recurrió a un sistema híbrido de columnas con perfiles de acero con alma de concreto, lo que soluciona los claros de mayor amplitud y tiene un buen comportamiento en relación con los eventos sísmicos, al mismo tiempo que brinda el apoyo necesario para el soporte de la planta alta, la cual tiene una mayor carga estructural por la solidez de la arquitectura. Igualmente, este sistema de columnas permite que se pueda tener una mayor transparencia en el área social y mayor privacidad en el área familiar.
En esencia, el proceso constructivo es tradicional, e incluso artesanal, teniendo un especial cuidado en el colado y terminado de todos los elementos de concreto, debido a su condición de acabado final y ser uno de los materiales principales del diseño.
Como parte de la estrategia de sostenibilidad, el acceso de doble altura produce un efecto que permite mantener una ventilación vertical continua del espacio interior. De la misma manera, la apertura hacia el jardín, gracias a las puertas corredizas, facilita la ventilación cruzada, lo que evita el uso del aire acondicionado por completo.
La luz natural es esencial dentro de la residencia, concretando ambientes interiores completamente iluminados naturalmente, minimizando en gran medida la iluminación artificial, lo que reduce el calor interior y el costo energético.
Con el objetivo de generar espacios frescos y sombreados se definieron varios espejos de agua y vegetación extensa tanto en el jardín como en el acceso, lo que aporta correctamente a la mejora de la sensación térmica y estimula el uso continuo y la apropiación de los espacios exteriores.
En materia de la fachada hacia el poniente, se utilizaron dobles fachadas como medio de protección solar, creando áreas intermedias que sirven como espacios de ventilación o como terrazas.
Siguiendo la misma intención, en la planta alta se emplearon una serie de porticones a manera de protección de la incidencia solar, lo que le permite a la arquitectura transformarse de una fachada completamente ciega a una abierta, un efecto interesante para la fachada que se define por las necesidades de los habitantes.