Una serie de esculturas totémicas en un espacio de más de medio siglo de antigüedad, sus formas atemporales no nos permiten saber con certeza cuánto tiempo llevan ahí, pero a pesar del contraste entre antigüedad y modernidad coexisten en armonía, abriendo la posibilidad de un diálogo entre presente, pasado, futuro y una espacialidad por descubrir.
Juan Carlos Garduño (Ciudad de México, 1995) es un joven escultor, cuya propuesta contemporánea retoma las formas abstractas de las culturas mesoamericanas a través de líneas en las que explora la simetría en contraste con la asimetría, un planteamiento que nos invita a explorar todas las caras de sus piezas. Su formación profesional como arquitecto está presente en sus procesos plásticos en el uso de materiales de la naturaleza como la cantera, el ónix y las maderas finas a través de procesos que crean un paralelismo entre nuestra era industrializada y el pasado precolombino, así como en el interés conceptual de abordar el espacio circundante a su obra escultórica, que se vuelve el significante y dota a sus objetos de nuevas lecturas.
Hoy, más que nunca en la historia del arte, la experiencia de acercamiento a la obra plástica a través de las nuevas tecnologías nos permite reflexionar sobre lo efímero cuando nuestro acercamiento es digital, así el autor enfatiza el carácter atemporal de su obra, la esencia de sus estructuras cuya geometría dialoga con el entorno planteado en esta realidad: la Ex Hacienda de San Jacinto Ixtoluca en Morelos, un espacio que data del siglo XVI, tocado por el hombre en su construcción, pero aún dominado por la naturaleza, cuyas ramas se han adaptado a los espacios a través de siglos, el resultado de esta instalación dentro de cien años sería el mismo: enigmático y armónico.
Entre las influencias plásticas de Garduño notamos también la obra del que fuera reconocido como uno de los pioneros de la escultura moderna, el rumano/francés Constantin Brancusi, citando de manera sutil sus esculturas, cuya aparente simplicidad vanguardista planteó una geometría visionaria en su tiempo, misma que las ha perpetuado como construcciones atemporales que abordaban la permanencia de la geometría y el movimiento en la naturaleza.
La época actual nos reta a comunicarnos de nuevas maneras, Lost in Time no es sólo un escaparate para conocer las esculturas que conforman la serie “şekil” de Juan Carlos Garduño, es un recorrido que conjunta plástica y arquitectura por un tiempo y espacio virtuales que contraponen 500 años de historia pasada y se vuelven parte de la historia futura. La sensación de estar perdidos da paso a reconocer nuestras raíces mestizas en nuevas realidades.